lunes, 18 de mayo de 2009

El deseo de Ganar

Ganar es magnífico. Pocas cosas se pueden comparar a la sensación de haber ganado. Tan pronto como la ganancia se hace efectiva, crece una intensa oleada en el interior de la persona. Ganar despierta el entusiasmo y crece la sensación de estar exultante y más vivo.
La sensación de ganar es tanto más fuerte cuanto mayor haya sido la ganancia. No es lo mismo ganar por la mínima, en el último momento y de forma agónica, que haber ganado ampliamente por goleada; no es igual ganar cuatro perras gordas que haber ganado varios millones de euros de una sola tacada.
El interés por ganar responde a una de las pulsiones más profundas que se pueden experimentar. Ganar es incorporar algo que antes no se poseía y el acto de integrar la nueva adquisición da lugar a que uno se sienta más grande, más colmado, más relevante, más satisfecho o más realizado.
El apetito de ganar parece no tener medida y puede estar referido a muchos aspectos de la existencia. Se puede ganar dinero, relevancia, vigor, magnetismo personal, poder, conocimiento, salud, decencia o la estimación y el aprecio de los demás. Todo cabe en el ansia de ganar. El deseo de ganar no tiene límites.

LEGITIMIDAD DEL DESEO DE GANAR:
Con frecuencia la idea de ganar está contaminada con sentimientos de culpa porque durante muchos siglos las ganancias se han logrado de forma ruin o despiadada. Para desarrollar la capacidad de ganar es necesario primero remover ese poso negativo de mala conciencia.
Nadie debería avergonzarse por experimentar deseos de ganar. Solo deberían avergonzarse aquellos que intentan ganar a base de perjudicar a otros, de desposeerlos de lo que les corresponde o de obtener ganancias mediante el engaño, la fuerza o sin devolver a cambio un contravalor suficiente.

GANAR AMPLIFICA LA INTENSIDAD DE LA VIDA
La virtud principal ligada al hecho de ganar es que tiene un efecto vivificante. Cuando se logra estar ganando de forma continuada a lo largo del tiempo, se está "en ganancia", lo cual es la base de la noción de prosperidad.
La prosperidad refuerza la intensidad de la vida y la exaltación ligada al despliegue de la persona. Mientras uno se siente en ganancia, la "maquina" que produce bienestar no se detiene.
Se diría que hay un nexo muy estrecho entre el hecho de ganar y la euforia de vivir, como si una cosa dependiera íntimamente de la otra, entrelazadas en un bucle que se alimenta recíprocamente:

cuanto más ganas, más te apetece vivir;
cuanto más vivo te sientes, más apremiante es el deseo de ganar.

Posiblemente es por esta razón que con la decadencia, las personas van perdiendo también el apetito de ganar.

1
El anhelo de ganar es el principal motor de todo esfuerzo humano y la manifestación del impulso más profundo de la vida.
2
El objetivo inmediato del anhelo de ganar es cosechar la sensación de haber ganado y obtener con ella un repunte vital.
3
El objetivo último del anhelo de ganar es el crecimiento que consiste en una acumulación efectiva de valor nuevo.
4
La única manera posible de alimentar el crecimiento es la creación de valor.
5
La necesidad de ganar y su secuela la necesidad de crecer es una necesidad básica y fundamental que todo el mundo debería poder satisfacer plenamente.
6
Nuestra pericia actual en el empeño de ganar y crecer dista mucho de poder dejarnos plenamente satisfechos.
7
Las actuales estructuras económicas y sociales no facilitan apropiadamente que todos puedan satisfacer su necesidad de ganar y crecer y, en cambio, propician en ocasiones la destrucción de valor porque albergan todavía muchas formas de depredación económica y parasitismo.
8
Sólo las ganancias que crean valor nuevo reportan un beneficio vital real. Esto se aplica tanto al conjunto de la economía como también a cada persona considerada individualmente.
9
Nadie debería ser privado de satisfacer su necesidad de ganar sin cortapisas.
10
Nadie debería renunciar a colmar plenamente su necesidad ganar y crecer


TOMADO DE:http://www.burcet.net/par_interac/tcs_aprender_a_ganar.asp

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